26 de abril
III Domingo de cuaresmaLc 24, 13-35 ¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino?
Tú estás en el camino de mi vida. A veces te percibo, otras no. En ocasiones creo que te has escondido. O estoy más árido que el esparto. O más distraído que un sálvame de luxe. Son engaños de mi mente, de mis sentidos, de mis emociones. Tú siempre estás. Y te quedas con nosotros.