22 de febrero
Jueves I de cuaresma
Salmo 22 Tu vara y tu cayado me sosiegan
En verdes praderas me haces recostar, me conduces hacia fuentes tranquilas, las fuentes de tu amor, tu pecho abundante en trigo y en vino. Apapachado en ti nada temo, porque tú vas conmigo. Tu bondad y tu misericordia, qué cierto es, Señor, me acompañan todos los días de mi vida. Y deseo habitar en tu casa por años sin término, de hoy para toda la eternidad.