Ofrécete

17 de febrero
Sábado después de ceniza

Is 58, 9b-14 Cuando ofrezcas al hambriento de lo tuyo y sacies el alma afligida

La fuerza de tu Palabra, Señor, entra en mi vida y la arrasa. Quémame en el ardor de encarnar tu Palabra:
“Cuando alejes de ti la opresión, el dedo acusador y la calumnia cuando ofrezcas al hambriento de lo tuyo y sacies al alma afligida, brillará tu luz en las tinieblas, tu oscuridad como el mediodía. El Señor te guiará siempre, hartará tu alma en tierra abrasada, dará vigor a tus huesos. Serás un huerto bien regado, un manantial de aguas que no engañan. Tu gente reconstruirá las ruinas antiguas, volverás a levantar los cimientos de otros tiempos; te llamarán “reparador de brechas”, “restaurador de senderos”, para hacer habitable el país.”