Tu tienda entre nosotros

11 de enero
Jueves I

I Sam 4, 1-11 Dios ha venido al campamento

Has puesto tu morada entre nosotros, habitas en nuestras ciudades, en nuestras casas, en nuestros cuerpos, eres nuestra carne, somos alabanza de tu gloria, beso, caricia, abrazo de ternura infinita, presencia vida, manifestación amorosa, epifanía de gozo, elegidos antes de la creación del mundo para ser en ti, encarnados, santos e irreprochables en el amor.

Lugar de oración

10 de enero
Miércoles I

Mc 1, 29-39 Se marchó a un lugar solitario y allí se puso a orar

En la soledad y el silencio me haces más tuyo, me cuajas para ti. Aunque siempre en toda circunstancia, en todo momento, en cualquier espacio, en medio de la plaza, estás conmigo, me llenas de tu hermosura, me vistes de gala y de triunfo, como enamorado que se adorna para el amado, que viene siempre. Aumenta mi deseo de ti, en la oración solitaria y silenciosa, en la práctica diaria del amor.

Gracias por la próxima beatificación de Adela de Tranquelleón, fundadora de las religiosas marianistas, cuyo aniversario de muerte celebramos hoy. ¡Hosanna!

Gracia ante ti

9 de enero
Martes I

Sam 1,9-20 Que tu sierva encuentre gracia a tus ojos

Muchas mujeres, y también hombres, acuden a ti con fe para pedirte, para implorarte, para manifestarte sus necesidades, sus agobios, sus esterilidades, para que cambies su luto en danzas y su sayal en traje de fiesta. Abres tú la mano y sacias de favores a todos los vivientes, y das a cada uno, a su tiempo, la gracia oportuna para vivir como hijos tuyos. Gracias, Señor.

Vocación

8 de enero
Lunes I

Mc 1, 14-20 Venid en pos de mi

Comienzo el tiempo ordinario, donde la esperanza del adviento y la alegría de tu nacimiento se remansan en lo cotidiano, y escucho la llamada a seguirte cada día, a seguirte sin reservas, a proclamar contigo, dándote mi vida, que el tiempo se ha cumplido, que está cerca tu reino, que debo ser el primero en convertirme, con urgencia, para poder creer y proclamar tu evangelio, con alegría.

Bautismo

7 de enero
El Bautismo de nuestro Señor

Mc 1, 7-11 Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco

Escucho tu voz, una vez más, decirle al hijo, en quien soy hijo tuyo, que es el amado, el elegido, el que recibe tu espíritu, la luz de las naciones, el defensor de los pobres, el que pasó haciendo el bien y proclamando la buena noticia de tu reino y de tu salvación, rico en misericordia. Me llenas de gozo, desde el bautismo, en el cauce de tu paternidad amorosa.

Epifanía

6 de enero
Epifanía de Nuestro Señor

Mt 2, 1-12 Y cayendo de rodillas lo adoraron

Al igual que los magos, me lleno de inmensa alegría al ver la estrella que me conduce hacia ti. Mira a la estrella, invoca a María. Y entro en mi casa, que es la tuya, pues me habitas, y te veo en brazos de tu madre, y caigo de rodillas, y pongo junto a ti todos mis dones, los mismos que tú me regalas, las joyas con las que me adornas. Gracias, señor, por el don de tu misericordia. Por tu manifestación tan sencilla en mi vida, tan llena de ti.

Vivo

5 de enero

I Jn 3, 11-21 El que no ama permanece en la muerte

Y el tiempo se me va herido de muerte y herido por tu amor. Con la certeza que siempre triunfa el amor sobre la muerte. Por eso voy en pos de ti, para contemplarte en los brazos de María, y adorarte en la carne llagada de la humanidad que sufre espanto y sin razón.

Te busco

4 de enero
Tiempo de Navidad

Jn 1, 35-42 ¿Qué buscáis?

Te busco a ti, como la cierva anhelante, como el centinela espera la aurora, como el enamorado atisba por la tapia y salta de gozo, cervatillo herido, con tan solo aspirar la fragancia del amado, y caer rendido, cazado por tu amor. Te busco a ti, Señor, y por eso sigo la estrella en la oscuridad de la noche, para caer rendido a tus pies, y adorarte.

Lo que seremos

3 de enero
Tiempo de Navidad

I Jn 2, 29-3,6 Aún no se ha manifestado lo que seremos

Este es el misterio de nuestra esperanza, que nos purifica: seremos semejantes a ti, porque te veremos tal cual eres. Y todo será en ti uno, y tú serás en todas las cosas fuente de vida, de amor, de salvación. Y ya no habrá necesidad de luz de lámpara o de sol, porque todo estará iluminado por la claridad de tu presencia.

Contemplar tu salvación

2 de enero
Tiempo de Navidad

Salmo 97 Los confines de la tierra han contemplado la salvación de nuestro Dios

Abre mis ojos y mi corazón para contemplarte, para acogerte, para hacerme en ti don de salvación para los demás. Por tu misericordia, Señor, dame vida, no olvides la obra de tus manos.
Así, contemplando el misterio de tu nacimiento, el belén en la comunidad, te imploro y te adoro en silencio.