9 de septiembre
Viernes XXII

Salmo 15 El Señor es el lote de mi heredad

En intimidad profunda contigo, Señor, voy diciendo en silencio este salmo, que me adentra en ti: Protégeme, Dios mío, que me refugio en Ti; yo digo al Señor tú eres mi bien. El Señor es el lote de mi heredad y mi copa, mi suerte está en tu mano, me ha tocado un lote hermoso, me encanta mi heredad. Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu derecha.