Vida religiosa

2 de febrero
La presentación en el templo


Lc 2, 22-40 Mis ojos han visto a tu Salvador

Contemplarte, mirarte, asombrarme, extasiarme, reconocerte, saberte, acercarme, acercarte…así, Señor, poder decirte: ahora, señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz, porque mis ojos han visto a tu salvador, luz para alumbrar mis ojos, y dejarnos ciegos de amor.
En el día de la vida consagrada, te pido: véante mis ojos, pues eres lumbre dello, y solo para ti quiero tenellos.

Autor: Nano SM

Religioso Marianista, sacerdote. Actualmente trabajo en la pastoral de un colegio en Madrid, precisamente donde estudié y sentí la llamada a la vocación religiosa. Desde hace tres años escribo cada día un comentario a la Palabra de Dios, que me ayuda a encarnarla y a darla a los demás. De alguna manera participo en la misión de María, dando a Jesús, dando su Palabra.