11 de noviembre
Martes XXXII
Tt 2, 1-8.11-14 Una vida sobria, honrada y religiosa
Porque has aparecido Tú, gracia y salvación de Dios para cada uno de nosotros, sabemos que podemos renunciar a la impiedad y a los deseos mundanos. Tú nos invitas a llevar una vida sobria, honrada y religiosa. Hay personas, algunas muy cercanas a mí, que hacen de esta frase un deseo carismático de vivir la vida religiosa de otra manera, más comprometida con la creación, con la precariedad de nuestro mundo. Haznos cada día más semejantes a Ti, y que lo demás, la sobriedad, la honradez, la religiosidad de nuestra vida, se desprenda de Ti, como gracia, por añadidura.