10 de abril
Miércoles II de Pascua
Jn 3, 16-21 Tanto amó Dios al mundo
Que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Es todo una cuestión de amor. De amor, humildad y servicio. De entrega aceptada en tus manos. De obediencia y donación. Hazme entrar, Señor, en la dinámica de tu amor infinito.
Autor: Nano SM
Religioso Marianista, sacerdote. Actualmente trabajo en la pastoral de un colegio en Madrid, precisamente donde estudié y sentí la llamada a la vocación religiosa.
Desde hace tres años escribo cada día un comentario a la Palabra de Dios, que me ayuda a encarnarla y a darla a los demás. De alguna manera participo en la misión de María, dando a Jesús, dando su Palabra.
Lee todas las entradas de Nano SM
Como un niño
en brazos de su padre
así en tu amor
No me dejes descansar hasta que sea dócil a tu presencia
hasta que tu boca llene la mía de palabras de esperanza
hasta que la vida se me escape buscándote cada amanecer
No me dejes descansar hasta que mi vida sea tuya
Tanto amó Dios al mundo. Tanto me ama Dios a mí…
Es todo una cuestión de amor, de tu amor, Señor, de tu entrega por amor, de tu presencia en mi vida, de tu bondad infinita para que yo viva. Sentirme amada, sentirme segura, sentirme salvada. Yo te adoro, Señor, aquí estoy.