15 de diciembre
II sábado de adviento
Eclesiástico 48,1-4.9-11 Un profeta como un fuego
Cuyas palabras eran como un horno encendido, una llama de amor vivo consumiendo el centro del ser en arrebatos de amor, en arreboles de luz eterna. Un ser desgarrado cuyas brasas son rescoldo de vida y abundancia. Ser como el fuego de Elías, Señor, vivos y consumidos en ti, en la fuerza de tu Palabra, esperando tu venida.
Autor: Nano SM
Religioso Marianista, sacerdote. Actualmente trabajo en la pastoral de un colegio en Madrid, precisamente donde estudié y sentí la llamada a la vocación religiosa.
Desde hace tres años escribo cada día un comentario a la Palabra de Dios, que me ayuda a encarnarla y a darla a los demás. De alguna manera participo en la misión de María, dando a Jesús, dando su Palabra.
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Fuego que consume y no da pena.
Danzo junto al fuego de tu amor.
Me purifico en tu llama de paz.
¡¡Ven Señor a salvarnos!! Con el fuego de tu Amor.
Con la gracia de su salvación.
Ayúdanos a estar preparados.
Si será difícil que Dios tuvo que enviar un profeta «para que los padres se reconcilien con los hijos“ y así vivan todos felices y libres