Pan de vida I

8 de mayo
Domingo III Pascua
Lc 24, 11-35 ¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba?

Arde de gozo nuestro corazón, Señor, mientras vas por el camino con nosotros, aunque no te sepamos reconocer, aunque nuestros ojos estén ciegos para verte acompañándonos en todas la vicisitudes de nuestra vida. Arde nuestro corazón, y salta de gozo nuestro ser, y se alegran nuestras entrañas, pues tú estás, nos hablas, nos aclaras la historia de salvación. ¡Quédate junto a nosotros, pues cae la tarde y queremos reconocerte al partir el pan!

 

Un comentario en “Pan de vida I”

  1. Comparo mi camino con el camino de Emaús. Los problemas, los miedos, las angustias no me dejan reconocer al Señor que camina a mi lado y me dejo llevar por la desgana, el dolor y la tristeza, igual que los discípulos que volvían de Jerusalén con el corazón roto y desanimado.
    Hoy, Señor, mi petición es clara, quiero reconocerte y que arda mi corazón al escucharte, no dejes que me pierda en el desanimo y hazme sentir tu presencia llevando a mi vida la luz de tu resurrección.
    ¡Quedate con nosotros, Señor, que la tarde está cayendo y la oscuridad me asusta!…..

Comentarios cerrados.