¿Quién soy yo?

23 de septiembre
Viernes XXV

Lc 9, 18-22 ¿Quién dice la gente que soy yo?
La sabiduría de la liturgia, en el ciclo de las lecturas, nos pone delante de vez en cuando esta pregunta fundamental. Y hoy puedo acercarme a una imagen tuya, a un icono, a una cruz… y escuchar la pregunta que sale de tus labios hasta lo más íntimo de mi corazón…¿ y tú, quién dices que soy yo?

Danzas

22 de septiembre
Jueves XXV

Salmo 149 Alabad su nombre con danzas

No estamos acostumbrados, señor, en nuestra cultura, a danzar para ti, como signo de admiración por tu bondad, como muestra gratuita de alabanza. Ni te cantamos con tambores ni con cítaras. ¿Cómo hago por festejar tu gloria en mi vida? ¿Cómo te doy vítores con mi existencia? Buena pregunta, que me pilla de improviso esta mañana.

 

San Mateo

21 de septiembre
San Mateo

Ef 4, 1-7.11-13 Un Dios Padre de todo, que lo trasciende todo,…

 y lo penetra todo, y lo invade todo. Esta presencia verdadera, sustancial, consolidante, es la que me permite celebrar hoy la festividad de San Mateo, patrón de la comunidad de San Mateo, donde se fraguó mi vocación religiosa y me forjé como religioso, en distintas épocas, a lo largo de treinta años. Religiosos visibles y accesibles… Cerrada la comunidad, el año que cumple su  cuarenta aniversario, tu ser trascendente me posibilita mantener la unidad con el vínculo de la paz.

Mi familia

20 de septiembre
Martes XXV

Lc 8, 19-21 Mi madre y mis hermanos son éstos

…los que escuchan la Palabra de Dios y la ponen por obra. Mi madre y mis hermanos son los que en comunidad comparten conmigo la fe, la rumia de la Palabra, la reflexión,  la vida. Mi familia es mi comunidad cristiana, m i comunidad religiosa, la Iglesia. Compartimos el ser en ti, llamados, convocados, enviados a dar testimonio tuyo en medio de nuestra sociedad. Gracias, Señor.

Grande

19 de septiembre
Lunes XXV

Salmo 125 El Señor ha estado grande con nosotros

Has estado grande con nosotros porque nuestra historia está entramada por los hilos de tu misericordia, de tu salvación. Es verdad que cambias la tiniebla en luz, lo escabroso en llano. Es verdad que me parece soñar cuando me hago consciente de tu paso redentor por mi vida, y la lengua se me llena de cantares, alabando tu nombre.

 

Buscad

18 de septiembre
Domingo XXV

Is 55, 6-9 Buscad al Señor

¿Adónde te escondiste, Amado? Te busco porq2ue me has encontrado y te has dejado encontrar por mi. Te busco porque mis ojos todavía ven borroso el rastro de tu presencia, y a veces te encuentro ausente, aunque sé que estás conmigo, dando consistencia  ami vida. Te busco, Señor, como la cierva busca corrientes de agua, con anhelos de amante. Te busco y al buscarte vive mi corazón.

Tu semilla

17 de septiembre
Sábado XXIV

Lc 8, 4-15 La semilla es la Palabra de Dios

Siémbrame con tu Palabra, Señor. Hazme tierra fértil para tu Palabra: Que la acoja, que la guarde, que la fecunde, que la haga mía…como hizo María. Es todo lo que te pido en el día de hoy. ¡Tanto!

 

Desnudos en Ti

16 de septiembre
Viernes XXIV

Timoteo, 6, 2c-12 Sin nada venimos al mundo, sin nada nos iremos de él

Por eso es bueno recordar, Señor, que solo Tú eres nuestro tesoro, que tú nos revistes de tu gloria, que tú nos alimentas con tu amor, que tú nos proteges con tu misericordia, que tu Gracia vale más que la vida. Por eso es bueno recordar, Señor, que no merece atesorar tesoros en la tierra…pues desnudos volveremos a ti Señor.

Junto a Tu cruz

15 de septiembre
Nuestra Señora de los Dolores

Jn 19, 25-27 Mujer, ahí tienes a tu hijo

Dice la Regla de Vida de los religiosos marianistas:
“Como el discípulo amado, acogemos a María como don precioso de Dios.
Impulsados por el amor de Jesús a su Madre, nos entregamos a Ella.
Así, el Espíritu Santo, en cuya acción coopera María con amor de madre,
puede formarnos más plenamente a imagen de su Hijo.”
Que así sea.

Tu cruz

14 de septiembre
La Exaltación de la Santa Cruz

Fil 2, 6-11 Por eso Dios lo levantó sobre todo

Ponerme una vez más delante del misterio de tu Cruz, salvadora, para que me impregne, para que me unas a ella, para que mi vida entre en la dinámica pascual: tomar la condición de esclavo, pasar por uno de tantos, rebajarse hasta someterme a la muerte…y una muerte de cruz.
En la cruz te adoro, Señor.