Octava Navidad

29 de diciembre
Octava de Navidad

Lc 2, 22-35 Mis ojos han visto a tu Salvador

Mis ojos, mis pobres ojos, y tu luz, que todo lo baña, lo ilumina, lo recrea, lo transforma y lo enamora. Mis ojos que quieren mirarte y embeberse en tu mirada. La gracia en mi tus ojos imprimen, Señor. Me inclino ante ti, en tu pesebre, para adorarte, y eres tú el que adoras en mi la dignidad, que has puesto desde la creación del mundo, pues me miras con amor de niño y Salvador. Gracias.

Inocentes

28 de diciembre
Los santos inocentes

Mt 2, 13-18 Mandó matar a todos los niños

Pongo junto a ti, niño recién nacido, a todos los niños y niñas y niñas de nuestro mundo que sufren la violencia sexual, la violencia de la guerra, la violencia del hambre, de la injusticia, de nuestra  falta de solidaridad. A todos los niños que sufren explotación laboral, que son maltratados, marginados, oprimidos. Son los santos inocentes de hoy. Y hoy quiero mirarlos como tú, Salvador del mundo.

San Juan Evangelista

27 de diciembre
San Juan evangelista
I Jn 1, 1-4 Lo que existía en el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto

En Juan, Señor, todos somos discípulos tuyos, todos somos amados por ti, todos ponemos nuestra cabeza en tu regazo, reposados en tu amor, yendo a la fuente de la vida. En Juan, Señor, todos recibimos a María por Madre al pié de la cruz y nos hacemos hijos suyos, y la acogemos en nuestra casa. Con Juan, Señor, damos testimonio que la vida eterna que estaba con el Padre se nos ha manifestado, y así nuestra alegría es completa.

San Esteban

26 de diciembre
San Esteban

Salmo 30 A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu

Junto a ti, recién nacido, contemplando en silencio el misterio de tu amor, dejo que las palabras del salmo vayan penetrando en mi interior: A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. Son tus propias palabras en el momento de la cruz, y las tengo en cuenta en el día de hoy. Son las palabras de Esteban, primero en unirse a ti en el momento de la muerte, y dar testimonio de ti entregando su vida, poniéndola en tus manos.

Natividad IV

25 de diciembre
Misa del día

Adora y contempla al Salvador del Mundo hecho palabra

Isáias
Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz,
que trae la Buena Nueva, que pregona la victoria, que dice a Sión: «Tu Dios es rey»!
Salmo 97
Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios. Aclama al Señor, tierra entera; gritad, vitoread, tocad
Carta a los Hebreos
Ahora, en esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo, al que ha nombrado heredero de todo, y por medio del cual ha ido realizando las edades del mundo
Evangelio de san Juan
la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad.

Natividad III

25 de diciembre
Misa de la Aurora

Deja iluminarte por la luz que nace de lo alto

Isaías
Ahí llega tu Salvador
Salmo 96
Nace la luz para el justo,
y la alegría para los rectos de corazón
San Pablo
derramó abundantemente ese Espíritu sobre nosotros por medio de Jesucristo, nuestro Salvador,
Evangelio de  Lucas
Los pastores se decían unos a otros: «Vayamos a Belén, y veamos lo que ha sucedido y que el Señor nos ha anunciado.»
Fueron rápidamente y encontraron a María, a José, y al recién nacido acostado en el pesebre

Natividad II

25 de diciembre
Misa del Gallo

Hoy que la Palabra se hace carne hazla tuya
Isaías
El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande, habitaban tierras de sombra, y una luz les brilló
Salmo
Alégrese el cielo, goce la tierra…delante del Señor que ya llega
San Pablo
Ha aparecido la gracia de Dios, que trae la salvación para todos los hombres

Evangelio de  Lucas
No temáis, os traigo la buena noticia, la gran alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor. Y aquí tenéis la señal encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre

Natividad I

24 de diciembre
Vigilia de la Natividad de Nuestro Señor

Hoy que llega la Palabra acógela en tu vida

 Isaías
Los pueblos verán tu justicia, y los reyes tu gloria
 Salmo  88
Dichoso el pueblo que sabe aclamarte: caminará, oh Señor, a la luz de tu rostro
 Hechos de los apóstoles
Según lo prometido, Dios sacó de su descendencia un salvador para Israel: Jesús
Evangelio de Mateo
Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que habla dicho el Señor por el Profeta:
«Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa «Dios-con-nosotros»

Entrada VII

24 de diciembre

Lc 1, 67-79 Nos visitará el sol que nace de lo alto

Aquí me tienes, señor, como el pastor, aguardando en la noche. Sobre mí tu estrella, iluminando mi oscuridades, mis muertes, mi pecado. En el horizonte de mi vida tu alborada, anunciada por el centinela de la aurora. Solo y en silencio, donde en secreto tú solo moras. Y en tu aspirar sabroso, cuán delicadamente me enamoras con tu palabra, que me mantiene en vela., para ti. Mi corazón te aguarda, y se ilumina.

 

Entrada VI

23 de diciembre

Lc 1, 57-66 La mano del Señor estaba con él.

Tu mano Señor, está conmigo, tú no abandonas la obra de tus manos. Tu mano, Señor, modela cada uno de mis pensamientos y mis acciones, antes del seno materno. Tu mano, Señor, pone en mi mano el libro de tu Palabra, para que me ilumine, para que guíe mis pasos hasta la luz de tu morada, para que te rumie y te comparta, para que me rinda de tanta admiración y tanto amor como me provocas. Con la ternura de tu mano que se posa sobre mí.