Unidad

25 de enero
Conversión de San Pablo

Mc 16, 15-18 A los que crean los acompañarán estos signos

Decimos que creemos, Señor, en ti, en tu presencia en la Iglesia, pero el signo de la unidad no se nos ha dado, y quizá no lo pedimos y lo trabajamos con desmesurada insistencia, con determinada determinación. Al terminar el octavario por la unidad de los cristianos te pido, Señor, que todos seamos uno, para que el mundo crea que tú nos has enviado.

LLamado

24 de enero
Viernes II semana

Mc 3, 13-19 Llamó a los que él quiso

Llamado por ti. Elegido. Nombrado. Para caminar por tus caminos, ser en tu ser, proclamar la belleza y la alegría de tu evangelio, anunciar la buena noticia a los pobres, restaurar los corazones desgarrados, proclamar tu gracia y tu perdón, con tu cercanía, tu compasión, tu ternura. Gracias, Señor, por el don de la vocación.

Confesión de fe

23 de enero
Jueves II semana

Mc 3, 7-12 Tú eres el Hijo de Dios

Si hasta los espíritus inmundos reconocen tu divinidad, todos podemos proclamar que verdaderamente eres hijo de Dios. Y puedo decir, también desde las zonas más oscuras de mi ser, Señor Jesús, hijo de Dios, ten misericordia de mi.

Engendrado

22 de enero
Beato Guillermo José Chaminade

Salmo 109 te engendré, como el rocío, antes que la aurora

Así la vida del fundador de la familia marianista bendecida por ti desde siempre, para bien de la Iglesia. Así la vida de tu madre, María, en quien el fundador siempre encontró una modelo de creyente, de disponibilidad, de cordialidad hacia ti y hacia todas las personas. Así la vida de tantos religiosos, religiosas y seglares marianistas que te dicen: hágase en mi según tu palabra, haced lo que él os diga.

Hospital de campaña

21 de enero
Martes II

Mc 2, 23-28 El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado

¡Cuántas veces, señor, hacemos que el sábado sea la prioridad, y lo anteponemos al hombre o a la mujer concreta! Cuántas veces, Señor, preferimos la seguridad de la ley, sus contornos bien establecidos, a una mirada de misericorda. Cuántas veces buscamos más la solidez de la Iglesia y sus normas, a una iglesia que sea hospital de campaña para todos los que, tan heridos, acuden a ella para encontrar una palabra de consuelo, y no una sentencia de excomunión.

Odres nuevos

20 de enero

Lunes II

Mc 2, 18-22 a vino nuevo, odres nuevos

Cuánto miedo nos da la novedad en cualquier ámbito de la vida, Señor. Nos cuesta el vino nuevo, aunque a veces lo agradecemos, pero cambiar los odres nos cuesta mucho más. Porque son nuestros odres, porque tienen las grietas de nuestra vida, porque estamos acostumbrados al sabor de su pez, en su interior, sea el que sea, incluso a su acidez o a su posible amargor.  Danos el sabor de tu novedad, Señor.

Mi favorita

19 de enero
Domingo II

Is 62, 1-5 A ti te llamarán mi favorita

Así se llama un libro para sanar la herida espiritual provocada por los abusos en la Iglesia. El primero, frase también de tu Palabra en el día de hoy, “ya no te llamarán abandonada, acompañamiento psicoespiritual a los supervivientes de abuso sexual”. Eso es lo que tú nos dices a cada uno, especialmente a las víctimas. Te pondrán un nombre nuevo pronunciado por loa boca del Señor…se regocija el Señor contigo.

Dime una palabra

18 de enero
Sábado I

Dime una palabra

La palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo; penetra hasta el punto donde se dividen alma y espíritu, coyunturas y tuétanos; juzga los deseos e intenciones del corazón. Nada se le oculta; todo está patente y descubierto a los ojos de aquel a quien hemos de rendir cuentas. (Hebreos 4, 12-16)
Amén

Novedad

17 de enero
Viernes I

Mc 2, 1-12 Nunca hemos visto cosa igual

Nunca hemos visto cosa igual, un Dios cercano, compasivo, misericordioso, lleno de ternura por sus criaturas, un Dios hecho niño pobre, un Dios crucificado, un Dios al alcance de la mano, un Dios, como tú, Señor, que sostienes, sosiegas y pacificas, que siempre estás.

Corazón de piedra

16 de enero
Jueves I

Hb 3, 7-14 Si escucháis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones

Me pregunto cómo es posible que, escuchando cada día tu palabra, orando con ella, compartiéndola, sigo teniendo un corazón duro, de piedra, que necesita ser arrancado; cómo mantengo un corazón inmisericorde depende para quién o para quienes…que tu voz, que tu palabra, me vaya haciendo en mi un corazón de carne, vaya renovándome con espíritu firme.