9 de septiembre
Miércoles XXIII
Col 3, 1-11 Vuestra vida está con Cristo escondida en Dios
Cuando en tu seno me iba formando, y entretejiendo en las entrañas de la tierra, estaba oculto, escondido, entregado, anegado por tu presencia, mar inmenso donde navegaba en la oscuridad ignota. Escondido en ti, Señor, a los ojos del mundo. Gracias por tantos hombres y mujeres que, verdadero pulmón de tu Iglesia, y del mundo, viven escondidos en ti, pobres de espíritu, limpios de corazón, contemplativos en tu amor, desconocidos e ignorados del mundo, viviendo solo de ti y para ti.
Mi gratitud a los que se consagran en cuerpo y alma a Dios. Por Ellos tengo a diario mi oración.
En la cual le pido a Dios su fidelidad y que aumente a los escogidos.