14 de diciembre
Domingo III de adviento
Is 61, 1-2.10-11 El espíritu del Señor está sobre mí
Amada en el amado transformada. Llama. Suspiro airado, exclamación gozosa. Cristalina fuente que apagas mis enojos, me has llagado mientras busco tus amores, mil gracias has derramado, amado. tú montaña, tú valle, tú aspirar sabroso, tú noche sosegada, tú lecho florido, tú zaga de la huella, tú interior bodega, tú pecho, tú ejido, tú flores y esmeraldas, tú me miras, tú ave lijera, tú amena lira, tú blanca palomica, tú soledad y nido, tu aspirar de tu aire, tú pico al aire, tú caza alcanzada, tú desparecido suspiro de nada nada nada. Y más allá, nada.
¡El espíritu del Señor está sobre mí!
Él, me invita a estar atenta, alegre, sabiendo que su fuerza me basta.
Me llena de gozo su presencia en mi corazón.
Hay uno que vino antes que yo
que está conmigo
y que permanecerá cuando me vaya
Hay uno tan fuerte y poderoso
que enmudece el habla
y el corazón calla
Solo uno ante quien inclinarse
rendirse
y morir