5 de diciembre
Viernes I de adviento
Is 29, 17-24 Los que habían perdido la cabeza comprenderán
oirán los sordos las palabras del libro, verán sin tinieblas ni oscuridad los ojos de los ciegos, los oprimidos volverán a alegrarse contigo, Señor de la alegría eterna, los pobres gozarán con la riqueza del ser en plenitud, los cojos bailarán en la cumbre de las montañas, ya derretidas como cera desde el principio del adviento…¿Qué transformarás en mi ser, Señor, que parece fosilizado en su sin medida?

¡¡Con cuanta esperanza debo vivir este tiempo!!
Mi gran preocupación es estas vigilante a lo que Tú me pidas Señor.Guía mis pasos siempre.