No me habéis elegido

11 de mayo
Viernes V de Pascua
Jn 15, 12-17 No sois vosotros los que me habéis elegido…
Soy yo quien os he elegido a vosotros y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure. De modo que lo que pidáis en mi nombre al Padre os lo de. Esto os mando, que os améis unos a otros, como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.

Hoy no hay comentario. Todo es Palabra de Dios, para que cale en tu corazón de amigo, destinado a dar fruto en su amor. Como dio María.

 

5 opiniones en “No me habéis elegido”

  1. No sé muy bien porqué pero la redacción en general me choca. Pero sobre
    todo la última frase me deja una reflexión :
    ¿solo somos amigos si hacemos lo que nos mandan ? es que a los amigos solo
    se les quiere si responden a lo que mandamos ? o por el contrario debemos
    querer a nuestros amigos como són , respetando sus opciones – a veces tan
    diferentes de las nuestras- y enriquecernos con ellas . Yo pienso que nos
    enriquecernos solo con el hecho de ser capaces de aceptar a las personas
    como son, cuando son coherentes con sus principios.
    Bueno menuda profundidad para un viernes a éstas horas.

  2. «Si hacéis lo que yo os mando…» Y ¿qué es lo que nos ha mandado un poquito antes?. Está claro, que nos amemos unos a otros como El nos amó. Sin más límite que la entrega total hasta la misma muerte. Como El. Y, por supuesto, a los demás hay que amarlos como son, no como yo quiero que sean. Desde este punto de vista entiendo esa condición que nos pone para ser sus amigos.

  3. Una de las frases que más me gustan de la Biblia sin duda…que os améis unos a otros, como yo os he amado, es una pena que esto que nos dijo el propio Dios hace tantos años no se respete o por lo menos eso me parece a mi.

    Un abrazo Nano y gracias por todo.

    JaviAF.

  4. Nadie tiene más amor más grande que el que da la vida por los demás.
    Cuando era niña siempre pensaba que había que morir físicamente para demostrar el amor. Ahora, con muchos más años sobre mí, me he dado cuenta, que la vida la vamos dando sin tener que perderla. Damos vida a nuestra familia para que crezca cada día; damos vida cuando escuchamos a alguien sus penas y problemas; damos vida cuando «perdemos» nuestro tiempo para que la persona que nos lo pide lo «gane».
    Hoy me entretengo en pensar las vidas que he dado y me alegra ver cerca mía a personas con nombre y apellidos que han recibido parte de esa vida para vivir ellos, sobre todo, una. Rezo por ellas.

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