18 de diciembre
Feria de Adviento
Mt 1, 18-24 El nacimiento de Jesús fue de esta manera
Queda una semana para la navidad y ya la liturgia enfoca nuestra mirada en el misterio. Desde hace semanas, incluso meses, nuestra sociedad de consumo europea ha puesto delante de nuestros apetitos algo muy lejano, y distinto, a la navidad, para que celebremos estas fiestas como paganos, consumidores sin freno. La liturgia, en su sabiduría, nos pone ante el misterio de una virgen que espera un hijo por obra del Espíritu. Preparar nuestros ojos y nuestro corazón para que suceda lo inconcebible, lo inaudito.
Tiempo de adviento espera y preparación.
Esperar con fervor la llegada del niño Dios.
En compañía de Maria, asistiéndola en oración.
No somos conscientes, de la magnitud del nacimiento.
No somos conscientes, ni pensamos, ni siquiera adoramos.
Por qué, hermanos, cuándo daremos más importancia
A lo trascendental, de nuestra vida, que; a derrochar sin desmedida.
Lleguemos al convencimiento, de una noche buena, sobria y alegre;
Esperando al salvador, con cánticos de amor, para no olvidar…
El misterio de nuestra salvación, llenos de gozo; felicitaremos.
¡Al niño de Belén!
¡Al pequeño Emmanuel!
Cuando quedan pocos días para la llegada de Jesús, es bueno que nos paremos a leer y meditar sobre el verdadero significado de la Navidad.
Cuando todos son buenos deseos de felicidad, cuando los escaparates rebosan de cosas invitando a comprar, a regalar, a consumir, cuando las luces deslumbran nuestras calles y nuestros cielos, cuando corremos y corremos porque tenemos tantas cosas que preparar…
Ahora es el momento de pararse con María, de sentarse a su lado y esperar, solo esperar, llenarnos de ilusión con Ella, de esperanza con Ella, de alegría con Ella para recibir a ese Niño que viene casi desnudo y pobre pero lleno de amor.