6 de junio
Miércoles IX semana
Tb 3, 1-11 Tú, Señor, acuérdate de mí y mírame
Esta situación la dice un hombre, Tobit, pobre, entre sollozos. Se dirige a ti, Señor, descansando su pena en tu compasión, en tu cercanía, en la seguridad de que eres gozo que enjuga las lágrimas y reconfortas en los duelos. Y desde esa convicción, que no merma el caudal del llanto, ora: “Tú, Señor, acuérdate de mí y mírame”. Porque el saberme mirado por ti le consuela y le llena de fortaleza. Como a tantos hombres y mujeres. Como a mí.
Como a mi también. El consuelo de saberme mirada por ti, me hace ser fuerte, me hace sentirme segura.
La lectura del libro de Tobías de hoy es una gran ayuda en la oración en momentos difíciles, me quedo con ella en las manos y con esta frase: «justo eres, Señor, y justas todas tus obras».
Frase se consuelo, frase de abandono en sus manos misericordiosas. Después de esto, paz.