5 de febrero
Martes IV
Hb 12, 1-4 Fijos los ojos
Fijos los ojos en ti, dulce esposo y redención, en ti, Cristo amado, que me has llamado, escogido, mantenido, sostenido, perdonado, salvado. Fijos lo ojos de mi mente y de mi corazón en ti, que inicias y completas la fe, en ti, alga y omega, fortaleza de mi gozo. Que la mirada no se canse nunca de contemplarte, ni de centrar mi vida en ti.

¡Hijita, levántate!
No es fácil ver a una persona rota de dolor por la muerte de su hijo y su yerno
No es fácil buscar palabras o miradas de consuelo
No es fácil criar nietos estando en la cárcel
No es fácil confiar en la vida mientras gritas al cielo
No es fácil gritarle… porque no es fácil verle
A María Teresa / Soto del Real
Mc 5, 21-43