25 de septiembre
Martes XXV
Lc 8, 19-21 Escuchan la palabra de Dios y la ponen por obra
Con el deseo de escuchar tu Palabra y ponerla por obra me acerco a tu madre, que la acogió en su seno y la hizo carne de su carne, que la dio al mundo, y a tus hermanos los bienaventurados que a lo largo de la han rumiado y la han encarnado en su vida. Me acerco hasta ti, Señor, para que me des oídos atentos a tu Palabra, y la voluntad amante de cumplirla. Tu Gracia todo lo puede en mi vida.
Como agua me diluyo entre tus dedos y como viento te persigo en remolino
rendida a ti contemplo tranquila mis días
no hay noches de turbios anhelos
ni días de euforia plomiza.
Te inclinaste, me rozaste y colmaste mi ser
Tu mirada, en mi mirada se pasea por el tiempo
«Tu gracia todo lo puede en mi vida».
Tu palabra la escucho, de ella aprendo. Tu ejemplo lo vivo, con él camino. Tu amor lo siento, y al recibirlo lo reparto.
Tu madre es la primera, Ella me enseña y me guía. Y yo quiero ser tu hermano porque escucho tu palabra, y mi ansia diaria es arraigarla en mi vida y ponerla por obra.
En tu gracia y en tu palabra, encuentro la paz tan necesitada.