27 de enero
Miércoles III
Mc 4, 1-20 Escuchad…
Eso nos pides, Señor: escucha. Una escucha activa, atenta, paciente; una escucha que se deja interpelar por la Palabra que acoge; una escucha que trata de hacer vida la vida que recibe a través de Tu Palabra; una escucha que silenciosa, una escucha con el corazón, con la mente, con todo el ser. Escucharte, Señor, pues solo tú tienes Palabra de vida eterna.

Quiero agradecete Luis esta meditación.
Reconozco que es difícil una escucha profunda, detenida y llevada a la vida de la Palabra. Hay muchas cosas que nos distren de lo fundamental. Estoy necesitada de ella..
Una cosa es conocer y otra es vivir la Palabra, en todas las circunstancias de nuestra vida.
¡¡Ayúdame Señor a vivir la Palabra en lo profundo de mi corazón!!
Un saludo josefa
Quiero escucharte Señor en lo cotifiano, enmedio de las cosas m´´as simples del d´´ia, escucharte sencillamente, humildemente, como esta joven de la pintura, escucharte con los ojos limpios, con un coraz´´on nuevo que sonrie en la certeza de tu smor infinito. Enseñame Señor a escucharte as´´i.
¿Cómo y donde aprender a escuchar al Señor, desde el silencio interior?
Gracias padre, y que el Señor siga colmándole de sus dones.