1 de abril
Domingo de Ramos
Lc 19, 28-40 Bendito el que viene en nombre del Señor
Con esta aclamación comienza la semana santa. Te bendecimos, Señor, y te alabamos. Reconocemos que eres el que viene en nombre del Señor, que eres el Mesías, el señor. Ahora, dos mil años después, ante el misterio pascual que vamos a comenzar en estos días, quiero empezar con esta aclamación, reconociéndote como Señor de mi vida, de mi historia; de nuestra vida, de nuestra historia; de la historia de salvación que se viene realizando en la Iglesia. Bendito eres tú, que das tu vida para que nosotros la recibamos de ti. Bendito eres, Señor.
SEÑOR TU ERES GRANDE , MARAVILLOSO ERES UNICO, EN ESTA SEMANA SANTA DIOS MISERICORDIOSO, QUEREMOS RECORDARTE COMO UN DIOS VIVO QUE HABITAS DENTRO DE NUESTRAS VIDAS, Y HAS REALIZADO EL SACRIFICIO MÁS GRANDE QUE PUEDE DAR UN SER HUMANO POR LA REDENCIÓN DE UN PUEBLO EN PECADO, TE AGRADECEMOS, TE ALABAMOS Y HOY TE INVITO A RECIBIERTE COMO MI SEÑOR Y UNICO REDENTOR DENTRO DE MI CORAZÓN Y QUE EL SACRIFICIO QUE OFRECISTE HACE 2000 AÑOS, NOS LAVE CON TU PRECIOSA SANGRE Y TE RECORDEMOS CADA MINUTO DE NUESTRAS VIDAS.