29 de enero
Sábado III
Hb 11, 1-2 La fe es seguridad de lo que se espera y prueba de lo que no se ve
Tras esta definición tu palabra nos pone una lista de hombres y mujeres que vivieron la fe: Abrahám y Sara, los primeros. Hombres y mujeres creyentes a lo largo de los siglos, en todas las edades, en todos los rincones del mundo. Hombres y mujeres que, peregrinos, dan testimonio. Hombres y mujeres que han hecho posible, que hacen posible, mi fe. Gracias, Señor.
Estoy segura de ello, porque hace poco he vivido una gran experiencia de fe…..ahora tengo que tomar ejemplo y trasmitirlo.
Sin fe, mi vida no sería nunca lo mismo., el sentido pleno me lo da ella.
Es cierto que muchos Santos, me han ayudado a fortalecerla,pero sobretodo ha sido tú Señor,por medio de tu Palabra y los sacramentos, también en los pequeños y grandes encuentros, en las dificultades remontadas ¡¡Espero y confío en
«Vamos a la otra orilla»… sólo a través de la fe (la seguridad de tu presencia)es posible saltar al abismo.
Gracias Señor.
Si uno mira este evangelio, podría llegara pensar que Dios y la cercanía con el son necesario para hacer madurar la fe.
Ponerse a los pies de Jesús es la manera adecuada de crecer en la fe, pero es indispensable que esa fe crezca de la mano con nuestra vida comunitaria, ya que de podríamos decir tal como lo dice el evangelio: Muéstrame tu fe sin obras que yo con obras te mostraré mi fe.