6 de junio
Miércoles IX
Timoteo 1, 1-3.6-12 Cuando rezo de noche y de día
Así Pablo se entronca en ti, así reaviva el don que le has dado, así crece su ser apóstol, así se derrumba entregado a ti sin reservas, sin temores, sin guardar nada para sí mismo. Rezando de día y de noche. Estar contigo en todo momento. Pronunciar tu nombre con el corazón, cada vez que respiro: Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten misericordia de mi.
A ti levanto mis ojos, a ti que eres transparente, claro como la luz y denso como la miel
¡¡Me encanta ésta carta de Pablo!!
Me deja muy claro el poder y necesidad de orar siempre.
Para mi es importante, me reconforta y me ayuda a ver las cosas del día a día bajo otro prisma.
También es una necesidad vital, he comprobado que cuando me falta la Oración, estoy vacía.