Autor: Nano SM

3 de junio
Miércoles IX

Mc 12, 18-27 No es Dios de muertos, sino de vivos

Y por qué, entonces, te busco en la muerte, en lo que no me da vida, en lo que me separa de ti? Misterio de mi condición humana y pecadora. Podría quedarme atrapado en esta pregunta sin respuesta y sin embargo me abro a la vida que me ofreces y dejo que tu bondad y tu misericordia me envuelvan. Y me llenen de tu vida.

2 de junio
Martes IX

Mc 12, 13-17 ¿Es lícito pagar impuesto al césar o no?

Contemplarte. Ver tu reacción. Escuchar tu respuesta. Ponerme en tu lugar. Tener los mismos sentimientos que tenías tú, por obra y gracia de tu espíritu. No quedarme en la pregunta, ni en el ejercicio de ingenio de la respuesta. No distraerme en ditirambos. Quedarme en ti, para desde allí, con naturalidad, responder los interrogantes que presenta la vida.

1 de junio
Lunes IX

Mc 12, 1-12 La piedra que desecharon los arquitectos…

…es ahora la piedra angular. Eres tú. Es el Señor quien lo ha hecho, es un milagro patente. Una paradoja en el misterio. Algo asombroso, imposible, gratuito…La piedra desechada, hace y construye. Lo que no cuenta, cuenta. Lo que se desprecia, es lo importante. Tú, Señor, sigues siendo el Salvador del mundo, en medio de un mundo que te ignota. Ofreces vida.

31 de mayo
Pentecostés
1 cor 12, 3-7.12-13 Nadie puede decir Jesús es el Señor….

….si no es bajo la acción del Espíritu Santo. Espíritu que hoy se hace de alguna manera mas presente. Y me permite reconocerte como Señor, dador de vida, animador, impulsor, salvador. El Espíritu me mueve hacia Ti, señor, porque procede de ti. El Espíritu me hace participar de tu bondad, de tu belleza, de tu verdad…y me mueve a dar testimonio tuyo, Jesús, Señor.

30 de mayo
Sábado VII de Pascua

Jn21, 20-25 Y nosotros sabemos que su testimonio es verdadero

Termina el tiempo de pascua, termina el evangelio de Juan. Te hemos acompañado, Señor, como discípulos, en este camino de Pascua. Hemos recibido tu presencia, tu paz, tu alegría. Nos has convocado con tu Palabra, tu Espíritu, tu amor. Nos llamas a la unión en ti, a gozar contigo. Tu vida nos llega con el testimonio, verdadero, de tantos testigos. Gracias. Y hazme testigo tuyo, por la fuerza de tu gracia.

29 de mayo
Viernes VII de Pascua
Jn 21, 15-19 ¿Me amas?

Si a Pedro, que te negó tres veces, le preguntaste tres veces si te amaba…¿Cuántas veces me lo tienes que preguntar a mí? Señor, tú sabes que te quiero, tú sabes que quiero quererte sin reseras, sin medida. Sabes también mi culpa y mi pecado, mi falta de coherencia, mi gran debilidad. Desde ella, hoy, de nuevo, te digo la verdad: tú sabes que te amo.

28 de mayo
Jueves VII pascua

Jn 17, 20-26 Que sean completamente uno

Deseo de comunión y de unidad, par tu Iglesia. Que seamos uno, para  que el mundo sepa que el Padre nos ama como te ama a ti. Deseo de unidad y de comunión, tantas veces empeñado por nuestros deseos de protagonismo, de dominio, de imposición….tantas veces segregado de la verdadera caridad que es necesaria para que crezca la unión. Que seamos uno en ti, Señor.

27 de mayo
Miércoles VIII pascua

Hechos 20, 28-38 …palabra de gracia, que tiene poder para construiros

Tu Palabra, Señor, me sigue hablando esta semana sobre ella misma. Palabra que me alimenta, que me anima, que me indica, que me sugiere, que me contrasta, que me interpela, que me sacia, que me muestra, que me madura, que me consolida, que me llena de ti, que me hace en ti, que me construye según tu voluntad, que me da parte en la herencia de los santos.

26 de mayo
Martes VII pascua
Hch 20, 17-27 Lo que me importa…

¿Cómo terminaría yo esta frase? Lo que me importa, lo que me preocupa, lo que aúna mis fuerzas, lo que capta mi interés, lo que centra mi atención, lo que me mantiene en vela para conseguirlo…¿qué es?
Lo que me importa es completar mi carrera, y cumplir el encargo que me dio el Señor Jesús: ser testigo del Evangelio, que es gracia de Dios, contesta Pablo.

25 de mayo
Lunes VII pascua

Jn 16, 29-33 Os he hablado esto para que encontréis la paz en mí

Nos regalas tu palabra, Señor, y nos invitas no solo a escucharla, sino a obedecerla, a hacerle un hueco en nuestra vida, a abrir nuestra carne a su dinamismo, a dar a luz el fruto de tu paso por nuestra existencia. Y cuando es así, y tu Palabra me fortalece y me regala la dicha de la paz, una paz sin límites, duradera, estable. La paz de saberme cimentado en tu Palabra.