15 de enero
Domingo II
I Sm 3, 3b-10 Aquí estoy, vengo porque me has llamado
Por tres veces el joven Samuel acude, en el silencio de la noche, a Elí, creyendo que era él el que le convocaba. Se presenta en el lugar, se presenta con su ser y su disponibilidad, ha salido de su sueño para entrar en la dinámica de la respuesta al que llama. Así quiero ponerme delante de ti cada día. Así, para terminar diciendo: “Habla, Señor, que tu siervo te escucha”
La llamada, así meditaba ayer con los enfermos éste domingo.
Me llega muy hondo Samuel, siempre atento a la llamada.
Presto a ir, aunque no entendiera nada.
Sé que eso también me sucede a mi, no entiendo muchas veces lo que Dios me pide en sus llamadas. Pero quiero responder como el salmista ¡Aquí estoy Señor! Me fío de Ti y acudo.
¡¡Ayudame Señor, a saber escuchar tu voz!!
Tengo miedo…..
Escucho la voz del Señor, quiero seguirle pero me siento sola, me resisto pero en el fondo quiero seguirte, solo necesito que me tiendan la mano y poder seguir
Cuántos detalles en esta lectura del Libro de Samuel para seguir al Señor…El joven Samuel aun «dormido su corazón velaba» por eso su escucha atenta, como la Amada del Cantar; su obediencia a la voz de su guía espiritual, de quien creía procedía la Voz; su disponibilidad, sin dar lugar a la pereza; su constancia al levantarse y responder. En Samuel vemos un abanico de actitudes que deberían estar en nuestra vida cristiana y nos ayudarían a comprender que quiere Dios de nosotros. Ah! y no quiero olvidar el Silencio que habita a estos personajes atentos al paso de Dios por sus vidas. Ahí está el Señor, en el murmullo, en el silencio. Cuando percibimos ahí Su presencia, el miedo desaparece.
Precioso el comentario que haceis. Gracias.
“Habla, Señor, que tu siervo te escucha”. Bonita oración para este día y para guía de nuestra vida.