20 de noviembre
Sábado XXXIII
Ap 11, 4-12 Al cabo de tres días un aliento de vida entró en ellos
Un aliento de vida enviado por Ti, Señor, que vivifica los muertos, da vida a lo que la ha perdido, restaura, renueva, llama, convoca a participar de tu vida sin fin, alfa y omega de nuestra existencia. Dios de Dios, luz de luz, Dios verdadero de Dios verdadero, fuente de vida y plenitud verdadera.
Ese alimento de vida, que nos ofreces, eres Tú Señor.
Sé que siempre nos estás llenando de tú Vida, que nos ayudas a vivificar nuestro día a día, a pesar de nuestros vaivenes.
Señor,da sentido a nuestras vidas, tan llenas de nubes,dudas y en muchos casos aberraciones humanas. ¡¡De Ti, venimos y hacia Ti vamos. No permitas que se tuerzan nuestras vidas!!
Señor:Tú eres el aliento que dá vida,Tú eres el alimento que dá fuerza,Tú eres la luz que me ilumina cuando mi noche está oscura,Tú eres mi alegria en la tristeza,mi sosiego en la lucha,mi agua cuando tengo sed.
!Señor!sin tí ¿ adónde iria?a ningún sitio,Tú eres la estrella que guia mis pasos,no me dejes nunca,no permitas que me aparte de Tí.