9 de febrero
Lunes V
Gn 1, 1-29 Al principio creó Dios el cielo y la tierra
El cómo no me importa. Prefiero recrearme en tu acción creadora, al principio de todo. Tú existías y no existía nada. Por ti existe todo. Sin ti la tierra es un caos informe; sobre la faz de la tierra el abismo, la tiniebla. Creo en Dios, padre, creador del cielo y de la tierra. En un Dios que sigue creando y nos invita a crear, no a destruir la naturaleza. En un Dios que nos tiene, en nuestro mundo herido, cumpliendo un servicio para gloria de su nombre.
Porque todo emana de Ti, de tu Palabra, de tu Amor, nos creaste a tu imagen y semajanza, para que caminemos hacia Ti, cada día un poquito. Gracias Señor, por permitirme adivinar Tu presencia en todo cuanto me rodea.
Y yo creo en Dios creador del mundo, creador de todo. De la tierra, de su belleza, de la vida, de su belleza, del cielo, de su belleza, porque solo Dios pudo hacer tanta belleza. Belleza que debo cuidar como un gran regalo de Dios, que debo cuidar para que su obra permanezca.
Agradezco cada mañana la tierra y el cielo que Dios me regala. Y es en la naturaleza donde, cada vez que paseo por el campo, veo y siento más cerca de mí la mano amorosa de Dios, de nuestro creador.
Gracias, Señor, y cuenta conmigo para el cuidado de tu regalo.