1 de abril
Martes IV de cuaresma
Ez 47, 1-9 Manaba agua
Báñame en tu agua, refréscame en tu caudal, que mi boca beba del manantial que brota en tus entrañas y salta hasta la vida eterna, deja que mi cuerpo se bautice en tu río y se revista de tu plenitud transparente, cristalina. De esa plenitud que pasa desapercibida, que aparentemente no existe, pero que sostiene el mundo. A la vera de tu río me haces crecer como frutal, no marchitas mis hojas, me haces dar cosecha en cada luna, me tienes ahogado en tus abismos.
Eres tal torrente de misericordia que solo un corazón limpio lo puede soportar