1 de diciembre
Miércoles I de adviento
Is 25, 6-10 El Señor enjugará las lágrimas de todos los rostros
Cuando tu llegues, Señor, ese es mi anhelo y mi esperanza, no habrá ya más llanto ni dolor, porque enjugarás las lágrimas de los que lloran, de los que en Haití siguen padeciendo, de todos los que son perseguidos por creer en Dios, de los niños abandonados por nuestra falta de solidaridad, de los que…¿Qué hago yo para enjugar, en Ti, las lágrimas de tantos ojos? Hazme niño.
Señor,tu Madre dice «haced lo que El os diga» Tú dices»dadles de comer»…!cuanta responsabiliad!si es que cuando rumio tus palabras,cada dia me veo mas indigna,sólo sé que Tú sabes todo de mí y sabes que te quiero,y sabes mis miserias…y yo sé que a pesar de todo eso Tú me quieres y siempre me perdonas.¿que mas quiero? Reposar en Tí,nada más,y nada menos.
¡¡Señor, solo tu eres fiel a la promesa!!»Is 25, 6-10 El Señor enjugará las lágrimas de todos los rostros»
Viniste, a liberarnos, te dimos la espalda. ¡Perdón Señor!
Viniste, para que el mundo fuese más justo, los hombre no nos percatamos de nuestro egoísmo. ¡Perdón Señor!
Viniste, a traernos la paz y seguimos haciendo la guerra, el dolor de los hombres nos deja indiferente.¡Perdón Señor!
¡¡Ven Señor, y ábrenos el corazón de piedra!! Es mi deseo en este Adviento.