3 de diciembre
Miércoles I de adviento
Is 25, 6-10 Un festín de vinos de solera
Embriagado me tienes, borracho en el deseo fermentado, sosegado en la cava oscura y silenciosa que espera la danza de tu vino, el trigo molido de tu pan, la mesa de tu banquete, festín de manjares suculentos, enjundiosos, sabrosos. Así vas a entrar en mi cuerpo, madre y mostro de amor fecundo, padre del universo, Señor de mi vida y de mi amor. Celebremos y gocemos con tu salvación.
Sentada en lo más alto del monte todo se mueve
Un festín es cada día que vivimos para ti, Señor. Un festín es sentirse amada por ti. Un festín es poder dar mi tiempo y mi sonrisa para alegrar en tu amor al hermano. Un festín es celebrar la salvación y trabajar por y para tu reino. Embriagados de vinos de solera celebramos cada día tu amor en la Eucaristía.