4 de mayo
III domingo de pascua
Jn 21, 1-19 Simón Pedro, que estaba desnudo…
Desnudo, recién creado, sin más ropajes ni aditamentos que el reconocer que tú eres el Señor, el centro de mi vida, el señor de la vida, el principio y el fundamento, el que me reviste de tu presencia amorosa, el que me llama y me envía a predicar la buena noticia a los pobres, hasta los confines del mundo. Desnudo para ti, Señor.