Abrete

8 de septiembre

Domingo XXIII

Mc 7, 31-37 Effeta (Ábrete)

Tu mandato liberador, ¡ábrete! No te quedes encerrado en tu mundo, en tus pensamientos, en tus apegos, con tus cadenas. Ábrete a mi presencia en tu vida. Ábrete a la novedad de mi evangelio, ábrete a una nueva vida, en lo más sencillo de lo cotidiano, ábrete a la profundidad inaudita de saber que estoy contigo todos los días de tu vida, que te acompaño, que ensancho tus espacios.

Recibido

7 de septiembre
Sábado XXII

I Cor 4, 6b-15 ¿tienes algo que no hayas recibido?

Todo lo hemos recibido de ti, Señor; empezando por la vida. Todo es puro don. Gracias.

No juzguéis

6 de septiembre
Viernes XXII

I Cor 4, 1-5 No juzguéis antes de tiempo

Es lo que te pido, Señor, que me des una mirada misericordiosa, como tú eres misericordioso. No juaguemos antes de tiempo, dejemos que tú vengas e ilumines lo que esconden las tinieblas, y se ponga al descubierto los designios del corazón de cada persona, de manera que cada uno reciba de ti lo que merece. De nuevo te lo pido, Señor, dame una mirada limpia para no juzgar.

En búsqueda

4 de septiembre
Miércoles XXII

Lucas 4, 38-44 La gente lo andaba buscando

Y ahora, Señor, tantos te buscan sin saber ni que existes; tantos de buscan intuyéndote; tantos de buscan porque te han encontrado y luego te han perdido; tantos te buscamos porque nuestra alma está sedienta de ti. Te buscamos, Señor, y tú sales a nuestro encuentro. Siempre. En cualquier circunstancia. Gracias.

Agradecidos

3 de septiembre
Martes XXII

Salmo 144 que todas tus criaturas te den gracias, Señor.

Es bueno darte gracias, Señor, día tras día. Y comenzar este curso con esta acción de gracias, por todo. Gracias por que eres bueno con todos, porque eres cariñoso con todas tus criaturas. Porque eres bondadoso en todas tus acciones. Y especialmente porque sostienes a los que van a caer, y que enderezas a los que ya se doblan.

Mi sabiduría

2 de septiembre
Lunes XXII

I Cor 2, 1-5 Nunca entre vosotros me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y éste cruficicado

Que mi fe, Señor, no se apoye en la sabiduría de nadie, ni en las capacidades de nadie, ni en la elocuencia de nadie, sino en tu poder. Fe del corazón, fe que brota de la experiencia, fe asentada en lo que tu provocas en mi vida. Fe como don. Gracias.

tu regalo

1 de septiembre
XXII domingo

I Santiago 1, 16-18 Todo buen regalo, todo don perfecto bien de arriba

Un don tuyo, un inmerecido regalo, que hace veinte años hoy empezara a escribir estas líneas en dime una palabra, en lo que entonces era ágora marianista. Comencé sin dirigirme a ti, comentando tu Palabra y poco a poco me fuiste reconduciendo. Menos reflexión y más orar. Gracias por el don. Gracias por la fidelidad.