tu costado

3 de junio
Santo Tomás

Jn 20, 24-29 Si no meto la mano en su costado, no lo creo

Entro en ti, en tu carne resucitada, en la llaga de tu costado donde me hieres de amor oscuro y herido, en el agujero de tus clavos donde brota el jazmín del invierno, donde anida el festival de los vencejos en verano, las sinfonías del alba, los piares del atardecer, las melodías tarareadas, el grito de mis lágrimas puras, la fe desnuda, sin tocarte, sin entrarte, sin introducirme en tu misterio, solo confiado, abandonado en ti.