28 de noviembre
Sábado XXXIV
Lc 21, 34-36 Estad siempre despiertos
Que no se embote más nuestra mente embotada, Señor, despiértanos tú en la gran luz de tu misericordia, con el don de tu sabiduría para saber lo que es grato a tus ojos y lo que nos lleva, a cada uno y como humanidad, por el camino de la perdición.