Oración del peregrino

25 de julio
Santiago Apóstol

II Cor 4, 7-15 Una fuerza tan extraordinaria es de Dios

Oh Dios, que sacaste a tu siervo Abraham de la ciudad de Ur de los caldeos, guardándolo en todas sus peregrinaciones, y que fuiste el guía del pueblo hebreo a través del desierto; te pedimos que nos guardes a nosotros, siervos tuyos, que por amor a tu nombre, peregrinamos a Santiago de Compostela:
se para nosotros Compañero en la marcha Guía en las encrucijadas Aliento en el cansancio Defensa en los peligros Albergue en el camino Sombra en el calor
Luz en la oscuridad Consuelo en los desalientos Y firmeza en nuestros propósitos, para que, por tú guía, lleguemos sanos y salvos al término del camino, y enriquecidos de gracias y virtudes, volvamos ilesos a nuestras casas, llenos de saludable y perenne alegría.

07.25