Sumo y eterno sacerdote

16 de junio
Jesucristo Sumo y eterno sacerdote
Lc 22, 14-20 Esto es mi cuerpo que se entrega por vosotros.

En ti, Jesús, recibo tu cuerpo entregado y tu sangre vertida. En ti recibo la llamada a hacer lo mismo que tú haces, entregar la vida. En ti participo de la vocación a unir lo humano y lo divino, en lo concreto y cotidiano de cada día. En ti, Señor, y en la fiesta de hoy, que nos recuerda el misterio de tu encarnación divina para hacernos participar de tu divinidad a los  seres humanos.