11 de noviembre
Miércoles XXXII
Salmo 81 Proteged al desvalido y al huérfano
Este es tu mandato: amar a los demás como a uno mismo, practicar el amor con los más necesitados, pues son le sacramento de presencia en medio de nosotros, tener una mirada de compasión hacia los que sufren por cualquier motivo…Tener un corazón de carne, y no un corazón de piedra, insensible a las necesidades de los demás. Practicar la misericordia, la justicia y el derecho. Dame tu corazón, Señor.