18 de febrero
Domingo VII Semana
Lc 6, 27-38 Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen
Puedo dejar que este mandamiento de Jesús me interpele suavemente, aunque la carga de profundidad que supone haga tambalear mis criterios. Suavemente porque se trata de amar, de hacer el bien y de bendecir. Incómodamente porque nos pide que lo hagamos, que lo haga, con los enemigos, con los que nos odian, con los que nos maldicen. Nos pone frente a la dureza de nuestro corazón ante el otro…con nuestras agresividades ocultas…con el meollo del evangelio, de la vida de Jesús: dar la vida por todos.
¡Que difícil es amar al que no nos ama!. Pero si solo amo al que me ama ¿qué mérito tengo?.
Será todo más fácil si siempre veo en la cara del otro a Jesús, porque de esa manera siempre me sentiré amado por el que tengo enfrente. El Evangelio me ayudará a amar como Él amó.