Señor de la vida

6 de diciembre

Miércoles I de adviento

Is 25, 6-10  Aniquilará la muerte para siempre

Aniquilas la muerte para siempre porque vienes cada día para darnos la vida abundante, porque eres el Señor de la Vida, porque quien se acerca a ti no tendrá jamás hambre, porque eres fuente inagotable que sacia nuestra sed…haznos instrumentos de tu vida en medio de nuestro mundo herido, que yace en tinieblas y sombras de muerte.

Tu espíritu

5 de diciembre
Martes I de adviento

Is 11, 1-10 Sobre él se posará el espíritu del Señor

Y con tu espíritu revoloteando por mi ser, posado en mi corazón, te contemplo, veo tu fuerza y tu gloria, y se que tu gracia vale más que la vida, toda mi vida te bendeciré y alzaré las manos invocándote, me saciarás de majares exquisitos. Porque viviré en la tierra de tu armonía, de tu justicia y de tu paz.

adviento

3 de diciembre
I domingo de adviento

Is 63, 16-17.19; 64, 2-7 Ojalá rasgases el cielo y bajases


Es la petición que te hacemos al inicio de este tiempo de adviento. Sabemos que rasgaste el cielo, y bajaste, y pusiste tu morada entre nosotros, e hiciste presente el reino. Sabemos que estás con nosotros. Sabemos que derretiste los montes con tu sola presencia. Se que sigues derritiendo mi corazón con la certeza de tu amor. Oh Dios, tú eres mi Dios, mi alma está sedienta de ti, como tierra reseca, agostada, sin agua.

Mente embotada

2 de diciembre
Sábado XXXIV

Lc 21, 34-36 Tened cuidado: no se os embote la mente

No se me embote la mente, no me turbe por las visiones de mis propias fantasías. Aunque ya es navidad en los comercios, y las luces están encendidas desde hace una semana, para ocultar la mayor oscuridad, y las tinieblas tan aterradoras de nuestra propia cultura, de nuestra vida, hoy, todavía, no hemos comenzado ni tan siquiera el adviento. Que no se ofusque nuestro corazón, alejados de ti.

Río de fuego

1 de diciembre
Viernes XXXIV

Dn 7, 2-14 Un río impetuoso de fuego brotaba delante de él

La llama de amor vivo de tu palabra. El fuego que consume y no da pena. Tu incandescencia en nuestra vida. La realidad palpable de tu fuego que enardece, en lo cotidiano y sencillo, en lo desapercibido, en lo que no cuenta. El misterio insondable de tu presencia oculta. Que me envuelve en tu fuego abrasador. Y me hace perecer.

Fe del corazón

30 de noviembre
San Andrés

Rm 10, 8-18 Por la fe del corazón

Por la fe del corazón…en cada latido, en cada sístole, en cada diástole, en su interior, en su nido de vida, ahí, tú, dando vida a mi vida, impulsando la fe por mis venas, inyectando esperanza, nutriendo mi cuerpo con la sangre de tu amor. Hazme testigo de tu misericordia.

pedazos

28 de noviembre
Martes XXXIV

Dn 2, 31-45 una piedra se desprendió sin intervención humana, chocó con los pies de hierro y barro de la estatua y la hizo pedazos

Así la vida que no está asentada en ti. Así nuestros imperios. Así nuestras ensoñaciones. Así nuestros pensamientos y sentimientos ilusorios. Así lo que no es lo que es. Y mientras tanto tú eres el yo soy.

Profundo

27 de noviembre
Lunes XXXIV

Dn 1, 1-6.8-20 Dios les concedió a los cuatro un conocimiento profundo de todos los libros del saber

Dame un conocimiento profundo, verdadero vital, de tu evangelio. Que sepa comprender que en el pequeño óbolo de la viuda está la grandeza de la generosidad más excelsa. Que sepa vivir desde la natural realidad de tu evangelio.