Mi pastor

2 de diciembre
Miércoles I de adviento

Sal 22 El Señor es mi pastora, nada me falta…

Nada me falta, Señor, pues tú eres tú en mí, y yo soy todo en ti y para ti. Sin ti las cañadas oscuras son más oscuras, y el temor se hace inaudito. Se que tú vas conmigo, y esto me basta. Tú mis verdes praderas, mi fuente tranquila, mi fuerza reparada. Tu bondad y tu misericordia me acompañan, eso me basta. Esa es la verdadera esperanza, tan alejada de los fuegos artificiales con los que se quiere teñir la vida en medio de los desiertos cotidianos. En el desierto, en la falta de fecundidad, estás tú. Allí te encuentro.

 12.2

El renuevo

1 de diciembre
Martes I de adviento

Is 11, 1-10 Brotará un renuevo del tronco de Jesé

El brote de una tierra nueva donde se practique la justicia y la paz, donde todo sea armonía, donde haya y se manifieste la reconciliación universal. De lo antiguo nacerá un renuevo. ¿No lo notáis? Verdaderamente cuesta notarlo, Señor, en medio de tanta desolación, de tanta esperanza edulcorada y falsa, de… Y sin embargo estás ahí, preñando de salvación la historia personal y universal. Esa es la verdadera esperanza. Saber que estás.

12.1

Sin…

30 de noviembre
San Andrés

Salmo 18 Sin que hablen, sin que pronuncien, sin que resuene su voz….

…a toda la tierra alcanza su pregón y hasta los límites del orbe su lenguaje. El lenguaje del ser apóstol, como Andrés, del ser llamado y responder desde lo profundo del ser, hecho respuesta y don. Con una presencia silenciosa que proclama la vocación recibida de ti. Desde el silencio que se hace palabra, desde la escucha que, acogedora y atenta, muestra el misterio de tu encarnación.

11.30

Adviento

29 de noviembre
I Domingo de adviento
Jr 33, 14-16 Mirad que llegan días en que cumpliré la promesa
Estamos en los días. Mirad. Se nos da un tiempo para darnos cuenta que el Señor viene, que está cerca, que es nuestra salvación. Se nos da un tiempo para preparar los caminos del Señor, para allanar no escarpado de nuestros corazones, de nuestro ser, y dejar que Dios venga sin impedimentos. Se nos da un tiempo para contemplar y esperar con gozo tu venida.

11.29

Despiertos

 

28 de noviembre
Sábado XXXIV

Lc 21, 34-36 Estad siempre despiertos

Termina el tiempo ordinario, el día a día de lo cotidiano, de lo diario, de lo común. Donde no hay nada especial en relación contigo, si no fuera porque cada día es especial, porque cada día es también adviento, navidad, cuaresma y pascua, memoria tuya, fiesta y solemnidad. Porque cada día pones en nosotros el querer acogerte y el obrar como hijos tuyos. Despiertos, cada mañana, para ti. En tu nombre, Señor, vivimos, nos movemos y existimos.

 11.28

Cerca cerca

27 de noviembre
Viernes XXXIV
Lc 21, 29-33 Sabed que está cerca el reino de Dios

Voy a pararme unos segundos, un minuto, quizá dos. Hoy no hay comentario, sino una pregunta que resuena en el silencio. ¿Qué signos hay en mi vida de que está cerca el reino de Dios? Porque cerca está. Basta abrir los ojos y ver.

11.27

Se acerca

26 de noviembre
Jueves XXXIV

Lc 21, 20-28 Levantaos, alzad la cabeza, se acerca vuestra liberación

Levantarse, dejar el estado de postración, de aniquilamiento, de miedo, de ansiedad, de parálisis. Alzar la cabeza, con el gesto de quien vigila y está atento, a la espera, sabiendo que ya se acerca el don. Comprender, sin comprensión posible, en medio de la ansiedad por lo que se le viene encima al mundo, que en eso mismo está la salvación, acercándose, llegando como regalo de amor y perdón.

11.26

Mártires

25 de noviembre
Miércoles XXXIV

Lc 21, 12-19 Os traicionarán y os matarán a algunos…

..y todos os odiarán por causa mía. El martirio, Señor, don tuyo, inexplicable, sigue siendo semilla de cristianos.  Grano de trigo que cae en tierra y da fruto. Hay un martirio definitivo (el de Ellacuría y compañeros, cuyo veinte aniversario acabamos de celebrar; el de Oscar Romero, realizado por el Estado salvadoreño, según acaban de aceptar las autoridades), y un martirio diario, entregando la vida por tu amor, por ti y por tu evangelio, en lo oculto, en el silencio, en lo pequeño, en el sacrificio de cada día. Un don tuyo, Señor.

11.25

Desolación

24 de noviembre
Martes XXXIV

Lc 21, 5-11 Esto que contempláis, llegará un día que no quedará piedra…

No quedará piedra sobre piedra, pues todo pasa, solo Tú permaneces. Solo tu Palabra es eterna, más estable que el cielo. Solo tu misericordia pasa de generación en generación. Sin embargo vivimos y actuamos, tan a menudo, como si lo provisional fuera duradero, como si lo temporal fuera eterno, como si lo relativo fuera absoluto, como si lo inmanente fuera trascendente. Y llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra. Solo los que te hayan reconocido en lo que no es sabrán que tú eres, Señor.

 11.24

Todo lo que tenía

23 de noviembre
Lunes XXXIV

Lc 21, 1-4 Ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir.

Gracias, Señor, por la generosidad de tantas personas que dan sin reserva sin medida, que padecen la locura de la generosidad, del responder siempre a cualquier llamamiento a favor de los más necesitados. Gracias, Señor, por todos lo que anteponen a los demás a sí mismos. Por lo que no piensan en su beneficio sino en la gratuidad. Por los que dan como tú das, entregando la vida.

11.23