Octava de pascua III

3 de abril
Miércoles de la octava de pascua

Lc 24, 13-35 Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo

Siempre me impresiona, Señor, este hecho. Caminas por mis caminos, pero mis ojos no son capaces de reconocerte, de abrirse a tu maravilla en lo cotidiano y sencillo de mi vida, en mis caminos tan habituales. Es el don de la pascua. Que abras mis ojos y caldees mi corazón.