Inmaculada

8 de diciembre
Inmaculada Concepción

Lc 1, 26-38 Alégrate

Leo el evangelio de hoy. Y rumio estas frases, hasta guardarlas en mi corazón.
«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo».
«No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios.
«El Espíritu Santo vendrá sobre ti “porque para Dios nada hay imposible”».
«He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra».
Gracias, Señor, porque me has regalado la vocación de hijo de maría. Inmaculada.

la herida de la humanidad

7 de diciembre
Sábado I de adviento

Is 30, 19-21.23-26 Cuando el Señor cuide la herida de su pueblo

Tú Dios bendito, sanador. Tú Señor, bálsamo para la herida del hombre que sufre en el cuerpo, o en su interior, y que no sabe descasar de tanto dolor como sufre, como experimenta, como le afligimos los demás. Las heridas de la humanidad las pongo hoy en tus manos, Señor, en este tiempo de adviento.

Tu luz y tu salvación

6 de diciembre
Viernes I de adviento

Salmo 26 El Señor es mi luz y mi salvación

Tú eres mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré?. Tú eres la defensa de mi via, ¿quién me hará temblar? Una cosa te pido, Señor, eso buscaré: habitar en tu asa por los dísa de mi vida; gozar de tu dulzura, contemplándote. Espero gozar de tu ducha, Señor, en el país de la vida. Que lo que te pido se haga realidad, por tu misericordia.

Confiad

Jueves I de adviento

Is 26, 1-6 Confiad siempre en el Señor

Es lo que te pido, Señor, confianza en ti. Sin reservas. Con todo mi corazón, con todo mi ser. Porque se que me amas. Y quiero ponerme en tus manos, sin limitación, sin medida, con una confianza infinita, porque tú eres mi Padre.

Tu salvación

4 de diciembre
Miércoles I de adviento

Is 25, 6-10 Celebremos y gocemos con su salvación

Aquí estás tú, Señor, al alcance de la mano, tan cercano que da vértigo, tan libertador que me aterro, tan amoroso que me das vida, y vida abundante….Este eres tú, esperábamos en ti y nos has salvado. Este eres tú. Celebremos y gocemos con tu salvación, en este tiempo de adviento. Que no nos distraigan las luces de colores, los espumillones, el consumo desaforado. ¡Maranatha!

Tu morada

3 de diciembre
Martes I de adviento

Is 11, 1-10 Será gloriosa su morada

La utopía creadora de Isaías once, tan en mi corazón, termina con la gloria de tu morada. A la que aspiro. Ahí quiero poner mi esperanza. No en tantas tonterías que me distraen en el día a día, que me enganchan, que me tienen atrapado en las redes de mi propia malignidad, de mi propi o ego….pongo mi esperanza en tu armonía universal, en la paz que me ofreces, en la unión de todo en ti, el libertador. ¡Ven, Señor Jesús!

tu luz

2 de diciembre
Lunes I de adviento

Is 2, 1-5 Caminemos a la luz del Señor

Me engancho con el final de la lectura de Isaías, y allí hayo reposo, consuelo, alimento, refugio, petición para la oración. Gusto internamente de tu palabra, que es luz, que abre mis espesuras, que ilumina mis oscuridades, aunque yo no me de cuenta. Caminemos a la luz del Señor. ¡Ven, Señor Jesús!

Adviento

1 de diciembre
I domingo de adviento

Lc 21,25-28.34-38 Manteneros en pie ante el Hijo del hombre.

¡Ven Señor Jesús! ¡Maranatha!
Mantenme a la espera, en pie, con el corazón hecho posada, con el ánimo vigilante, con el deseo intacto, con la mirada atenta, con la cabeza alzada, esperando lo que ya se porque tú me lo has mostrado: que estás cerca, que vienes para salvarnos, que eres el libertador.

tiempo ordinario

30 de noviembre
San Andrés

Salmo 18 a toda la tierra alcanza su pregón

A toda la tierra, y todos los días. Termina hoy el tiempo ordinario. Termina un año, comenzará otro mañana, con el tiempo de espera, de esperanza, de maravilla, de admiración. Y cada día eres Dios conmigo, Dios con nosotros, vida abundante, vida verdadera, pura salvación.

INDIA. Gujarat. Ahmedabad. 1966.

Tierra nueva

29 de noviembre
Viernes XXXIV

Ap 20, 1-4.11-21,2 Y vi un cielo nuevo y una tierra nueva

Aquí me tienes, preparada como una esposa que se a adornado para su esposo, presto a la unión, sabiendo que cada día se realiza en el misterio incompresible de mi ser en ti, más allá de todo lo que se, todo lo que espero. Tú en mí, eterna novedad.