Alzad la cabeza

27 de noviembre
Jueves XXXIV

Lc 21,20-28 Levantaos, alzad la cabeza, se acerca vuestra liberación

Es la llamada que nos haces, al final del año litúrgico, al inicio de un tiempo nuevo, que siempre, siempre, está comenzando. Nos llamas a salir del amodorramiento, a erguir nuestra cabeza en actitud de atención y vigilia, a comprender que estás cerca y nos estás ofreciendo un momento de liberación…gracias, Señor, porque siempre me liberas, sobretodo de mí mismo.

Bendecid

26 de noviembre
Miércoles XXIV

Dn 3 Bendecid al Señor

El cántico de Daniel invita a toda la creación, obra de tus manos, a bendecirte. Buen día hoy, mientras leemos el salmo responsorial, para entrar en una letanía de bendiciones. Que todas tus criaturas de bendigan, Señor, quete alaben tus fieles…. Tú, el Dios que bendice, seas alabado y bendito por los siglos.

Desmoronamiento

25 de noviembre
Martes XXXIV

Dn 2, 31-45 Una piedra se desprendió sin intervención humana

Una piedra hace que se desmorone la estatua de oro, plata, bronce, hierro y pies de barro. Una piedra que se desprende sin intervención humana. Pensamos que todo lo controlamos, que todo lo dominamos, que todo lo podemos, con este deseo nuestro de omnipotencia narcisista. Pero no es así. La estatua cae, los imperios se derrumban, todo desaparece. Menos tu presencia amorosa, que guía la historia.

Monedillas

24 de noviembre
Lunes XXXIV

Lc 21, 1-4 Una viuda que echaba dos monedillas

La que ha echado todo lo que tenía para vivir. Dos monedillas. Una nimiedad que es una magnitud eterna. Que atrae la mirada del que todo lo ha dado por amor, para salvarnos. Del que no retuvo nada de sí, del que fue despojado de todo, para recibirlo todo de ti, Señor. Dame generosidad para vivir desprendido, generoso, sencillo, solidario, siguiendo tus huellas.

Cristo Rey

23 de noviembre

Cristo Rey

Lc 23, 35-43 Este es el rey de los judíos

Tú lo dices, eres Rey. En la cruz, despojado de todo, entregado, abandonado en las manos del Padre. Como rey te contemplo y te adoro. Y me acerco a tu cruz para pedirte que venga a nosotros tu reino de vida, de verdad, de justicia, de paz, de gracia y de amor. Venga a nosotros tu reino, Señor.

mi música

22 de noviembre
Santa Cecilia

Salmo 100 Para ti es mi música, Señor.

Voy a cantar la bondad y la justicia, y tu amor, y tu misericordia. Voy a alabarte, y darte gloria, y bendecirte, con todas las músicas de mi corazón, con mi cuerpo, con mi espíritu, con todas las fuerzas de mi ser. En tu armonía sueno. Me tañes. Gracias, Señor.

Cueva de bandidos

21 de noviembre
Viernes XXXIII

Lc 19, 45-48 Mi casa será casa de oración. Pero la habéis convertido en cueva de bandidos.

Cuánto pecamos, como hombres y mujeres de Iglesia, y damos escándalo con nuestro comportamiento inmoral, en busca de poder, placer, apegos, costumbres infectas, convertimos en cueva de bandidos tu casa. Que es la casa donde todos deberían encontrar un lugar seguro, para estar al socaire de tu ternura y tu misericordia.

Escondido

20 de noviembre
Jueves XXXIII

Lucas 19, 41-44 Pero ahora está escondido a tus ojos

Está escondido a mis ojos lo que conduce a la paz…y al tiempo lo pones delante de mis ojos, para que viendo no vea, escuchando no oiga, y comprendiendo no entienda. Tanto da. Estás escondido a mis ojos, y eres mis propios ojos contemplando cómo te contemplo. Y ello me conduce a la paz, don de tu amor.

la muerte

19 de noviembre
Miércoles XXXIII

II Macabeos 7, 1.20-31 Acepta la muerte

En tus manos, Señor, mi existencia. El don de la vida, que es el don de pasar de esta vida a la vida en plenitud, sin tiempo ni espacio. En este último mes he vivido el tránsito de personas muy queridas, que me han ayudado a crecer en la fe. Las dos han afrontado su muerte como una continuación de la vida. En ti somos, nos movemos y existimos. En tus manos estamos.

La muerte

19 de noviembre
Miércoles XXXIII

II Macabeos 7, 1.20-31 Acepta la muerte

En tus manos, Señor, mi existencia. El don de la vida, que es el don de pasar de esta vida a la vida en plenitud, sin tiempo ni espacio. En este último mes he vivido el tránsito de personas muy queridas, que me han ayudado a crecer en la fe. Las dos han afrontado su muerte como una continuación de la vida. En ti somos, nos movemos y existimos. En tus manos estamos.