12 de noviembre
Sábado XXXIII
Lc 18, 1-8 Para enseñarles que es necesario orar siempre
El don de la oración incesante, la oración respiración, la oración del corazón, la oración ante ti, Señor, para ofrecerte mi vida y mi ser, la oración desposeída, la oración gratuita, la oración abierta, la oración amada, en tu amor. Enséñame a rezar, por la fuerza de tu amor.

Yo confieso, Señor del Tiempo
que sin ti nada puedo
y aunque me mires,
confieso que te olvido
Yo confieso que me aparto y te alejo,
que en lo cercano te pierdo
y aunque perdones mi aspereza
confieso que no aprendo y muero