En tu boca

22 de noviembre
Viernes XXXIII

Ap 10, 8-11 A tu boca será dulce como la miel

Así tú Palabra, que sale de tu boca, y fecunda mi tierra. Tu Palabra, que pronuncias sobre mi, que me da el aliento, que me hace ser, es la alegría de mi corazón. Que no vuelva vacía a tu presencia, sino llena de frutos evangélicos, fecunda de tu salvación.

Presentación de María

21 de noviembre
La presentación de María

Zc 2, 14-17 Alégrate y goza, Sión, pues voy a habitar en medio de ti

Alegría y gozo, porque eres un Dios que estás con nosotros, en medio del camino de la vida, y nos congregas para el banquete pascual de tu amor. Como hiciste en otro tiempo, con los discípulos de Emaús, tú nos explicas las escrituras y partes para nosotros el pan. Dios encarnado, Dios cercano, Dios humano. Humanízanos.

Alabad

20 de noviembre
Miércoles XXXIII

Salmo 150 Alabad

Termina el salterio con esta invitación a tu alabanza. Porque tú eres Dios y soberano de todo yo te alabo, Señor; por las maravillas de tu amor con nosotros te alabo, Señor; porque sigues escribiendo historia de salvación en nuestra vida, yo te alabo, Señor.

en tu casa

19 de noviembre
Martes XXXIII

Lc 19, 1-10 Hoy ha llegado la salvación a esta casa

Cada día, Señor, entras en nuestra casa, la habitas, y nos llamas, con amor, a la conversión, a dar la mitad de mis bienes a los pobres, a acogerte, a escucharte, a centrar mi vida en ti….me habitas, y por ello te doy las gracias.

Amor primero

18 de noviembre
Lunes XXXIII

Ap 1, 1-4; 2,1-5 Tienes perseverancia no has desfallecido, has abandonado el amor primero

La perseverancia es un don tuyo, tú me has mantenido fiel, tu fidelidad es grande en mi vida, yo te voy respondiendo como puedo, a trancas y barrancas, pero tú eres bueno, grande, misericordioso, y me mantienes. No he desfallecido porque mi fuerza y mi poder eres tú Señor, y solo tú eres mi salvación. Y sé que abandono el amor primero, con todo lo que supone, y también se que tú siempre estás, que nunca me abandonas, y me mantienes en tu amor de una manera tan grande como misteriosa y real.

Saciado

17 de noviembre
XXXIII domingo

Salmo 15 me saciarás de gozo en tu presencia

Repito este verso del salmo, Señor, y es lo que digo en oración, confiado, con esperanza, con el deseo de que tú hagas en mi lo que te digo como realidad: me saciarás de gozo en tu presencia, me enseñarás en sendero de la vida, me concederás la alegría perpetua. Ayúdame a vivir en verdad delante de ti, a no apegarme, a no amar a nada, a nadie, fuera de ti.

¿fe?

16 de noviembre
Sábado XXXII

Lc 18, 1-8 Cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe en esta tierra?

Buena pregunta, que me aplico. Aumenta mi fe, Señor. Que como María esté disponible a todas las exigencias del misterio de nuestra fe. Que me ponga a tu escucha, que sepa discernir tu voluntad en medio de los acontecimientos de la vida diaria. Que viva de la fe. Dame, tu, Señor, fortaleza en la fe, seguridad en la esperanza y constancia en el amor.

Embusteros

15 de noviembre
Viernes XXXII

II Jn 4-9 Han salido en el mundo muchos embusteros

Leo tu Palabra, Señor, y me surge la realidad de tantas falsas noticias como inundan las redes sociales, tanta desinformación con finalidades claras de desestabilizar, y tantas calumnias y difamaciones, muchas de ellas en páginas de los que se llaman creyentes… Te pido una vez más que me ayudes a tener criterios evangélicos, a vivir sabiendo que solo la verdad, tu verdad, no la mía, es la que me hace libre. Para ti.

El Reino

14 de noviembre
Jueves XXXII
Lc 17, 20-25 Mirad, el reino de Dios está en medio de vosotros

Solo me queda abrir los ojos de la fe y dame cuenta de la realidad, donde tú te haces presente y me salvas.

Mi pastor

13 de noviembre
Miércoles XXXII

Salmo 22 El Señor es mi pastor, nada me falta

Nunca está de más rezar con las palabras de este salmo, y hacerlas más mías: Tú eres mi pastor, nada me falta. En verdes praderas me haces recostar. Me conduces hasta fuentes tranquilas. Reparas mis fuerzas. Aunque camine por cañadas oscuras nada temo, porque tú vas conmigo. Tu vara y tu cayado me sosiegan.