Isaías II

6 de diciembre
Lunes II de adviento
Is 35, 1-10 Se regocijarán…

¿Qué puedo rumiar de tu Palabra, cuando tanto me regocija este adviento?  Mirad a vuestro Dios, sí mirad, trae el desquite; viene en persona, sí, en persona, y os salvará. Se despegarán los ojos del ciego, los oídos del sordo se abrirán, saltará como un ciervo el cojo, la lengua del mudo cantará. Siguiendo al Señor, gozo y alegría. Pena y aflicción se alejarán.

Isaías I

5 de diciembre
II Domingo de Adviento
Is 11, 1-10 Sobre él se posará el espíritu de Señor

Sobre el renuevo que está brotando, que apenas noto, que apenas despunta, sobre la vida que nace en la aparente sequedad, se posa tu espíritu. Espíritu de prudencia y sabiduría, espíritu de consejo y valentía, espíritu de ciencia y temor del Señor. Con la justicia como cinturón de sus lomos y la lealtad cinturón de sus caderas. Así, Señor, acogerte, para revestirme de tu espíritu y ceñirme en tu destino.

Adviento VII

4 de diciembre
Sábado I de adviento

Is 30, 19-21.23-26 Apenas te oiga, te responderá

No tendrás que llorar, porque se apiadará a la voz de tu gemido. Esto dice tu Palabra, Señor. ¿Por qué, entonces, tantas personas viven sin esperanza, convencidas de tu silencio, de tu indiferencia, cuando no de tu inexistencia? ¿Por qué, si no te escondes ahora, hay tantos ojos incapaces de ver tu rostro? Preguntas que pongo en tus manos, Señor. Hazme niño para responderlas.

Adviento VI

3 de diciembre
Viernes I de adviento
Is 29, 17-24 Pronto, muy pronto

Inmediatez. Ya estás al alcance de la mano. Ya te vislumbra la mirada. Ya late el corazón, precipitado. Ya el sueño tiene visos de convertirse en realidad. Ya llegas, Señor, ya puedo escuchar tu voz anunciando el Reino tan cerca, tan evidente, tan dentro de mi, en nuestra sociedad. Pronto, muy pronto, los oprimidos volverán a alegrarse con el Señor. Hazme niño.

Adviento V

2 de diciembre
Jueves I de adviento

Is 26, 1-6 Su ánimo está firme y mantiene la paz, porque confía en ti

La paz y el ánimo que a veces tengo proceden de ti, es tan evidente, de la confianza que tú pones en mí, para que confíe. Algo surge desde lo más profundo, con una fuerza alentadora, como si todo el ser encajara desde ti, como si una confianza primordial lo abarcara todo, y renovara el ánimo, y lo envolviera de paz, cuando me abro a ti. Llega el adviento. Hazme niño.

Adviento IV

1 de diciembre
Miércoles I de adviento

Is 25, 6-10 El Señor enjugará las lágrimas de todos los rostros

Cuando tu llegues, Señor, ese es mi anhelo y mi esperanza, no habrá ya más llanto ni dolor, porque enjugarás las lágrimas de los que lloran, de los que en Haití siguen padeciendo, de todos los que son perseguidos por creer en Dios, de los niños abandonados por nuestra falta de solidaridad, de los que…¿Qué hago yo para enjugar, en Ti, las lágrimas de tantos ojos? Hazme niño.

Adviento III

30 de noviembre
San Andrés

Rm 10, 9-18 Por la fe del corazón llegamos a la justificación

Fe del corazón. Creer desde el centro vital. Crear dejando que tú, Señor, en quien creo y espero, afectes lo más íntimo de mi vida y vayas transformándola por la fuerza de tu amor. Fe del corazón, fe en la vida, de la vida, fe vivificante. La fe de María, esperándote. La fe de los apóstoles, de los mártires. La fe de los niños que abren su corazón a tu presencia. Llenos de fe y admiración. Hazme niño.

Adviento II

29 de noviembre
Lunes I adviento

Is 4, 2-6 El vástago del Señor será joya y gloria, fruto del país, honor y ornamento

Por primera vez caigo en esta frase, Señor, que pones ante los ojos de mi corazón al principio de este adviento. Prepararme para reconocerte como la joya de mi vida, ornamento vital, honor de mi existencia, pues me llamas a ti. Recibir tu gloria, Señor, para darte gloria como mi vida engalanada por ti. Alcánzame tu gracia. Hazme niño.

Adviento I

28 de noviembre
I domingo de Adviento
Rm 13, 11-14 Ahora la salvación está más cerca que cuando comenzamos a creer

Comienza este tiempo de adviento, Señor, para que nos acerquemos a ti que te acercas hasta nosotros. Acercas tú la salvación y nos pides que nos preparemos para acogerte, para recibirte, haciendo un hueco en lo más profundo de nuestro ser. Te pido, Señor, una mirada de niño, un corazón de niño, para poder recibir tu misterio, que me alcanza. Hazme niño.

Los agobios

27 de noviembre
Sábado XXXIV
Lc 21, 34-36 …los agobios de la vida…

Tened cuidado no os embote la mente los agobios de la vida y paséis como si no pasarais, y viváis como si no vivierais. En este último día del tiempo ordinario, al final de este año litúrgico, me doy cuenta, Señor, de todos los agobios que han embotado mi mente y me han impedido abrazar tu salvación en lo diario. Perdóname, Señor, por tu misericordia dame vida.