Adviento X

21 de diciembre
Martes IV de adviento

Cantar 2, 8-14 Oíd que llega mi amado

Ya llega el eco de su presencia, el rumor de tu venida, ya resuenan los pies del mensajero que anuncia la paz. Ya llegas, Señor, saltando  sobre los montes, brincando como un cervatillo, y yo salto y brinco de gozo, y todo se me llena de contento, y bailo y danzo con tu salvación, qué alegría la de nuestro Dios, ha pasado el invierno, las lluvias han cesado, brotan flores en la vega, llega el tiempo…

Isaías IX

20 de diciembre
Lunes IV de adviento
Is 7, 10-14 Le pondrá por nombre Enmanuel,

Dios con nosotros. ¿Cabe más en menos? En casi nada, todo. En el tiempo, la eternidad. En el espacio, el infinito que se manifiesta. En un niño. Que ya viene. Que ya nos alcanza. Que ya hace presente la salvación. Que te acoja de verdad, Señor. Entra en mi vida y aposéntate.

Isaías VIII

19 de diciembre
IV domingo de adviento

Is 7, 10-14 Mirad, la virgen está encinta y da a luz un hijo

Esta es la señal, que ya hemos recibido. La Virgen da a luz. La Virgen nos da la luz, Tu luz, Señor, el fruto bendito del vientre de la Virgen eres Tú, Jesús. La madre nos acerca al Hijo, acerquémonos a la madre para recibir el don de Dios. La llena de gracia nos alcanza tu salvación. Gracias, señor.

Salmo III

18 de diciembre
Sábado III de adviento
Salmo 71 El librará al pobre que clamaba

Voy a escuchar con esperanza de adviento estas palabras, Señor, y tras dejar que se reposen mansamente en mi corazón, tras endulzarme el paladar, me remuevan por dentro y me hagan preguntarme ante ti pobre, por mi vida y los pobres: “El librará al pobre que clamaba, al afligido que no tenía protector: el se apiadará del pobre y del indigente y salvará la vida de los pobres.”

Salmo II

17 de diciembre
Viernes III de adviento

Salmo 71 Que en sus días florezca su justicia

Florecerá, Señor, tu justicia y tu paz como florece un prado en mayo. Ahora el invierno lo cubre todo una capa helada, pero florecerá, tu justicia, tu paz, tu verdad, tu belleza, la unicidad de tu ser derramado en todas tus criaturas, y mis huesos resecos se alegrarán, y bailarán y cantarán de tanto gozo, porque todas mis fuentes están en ti. Y el mundo se maravillará de tu bondad y tu misericordia hecha carne, ofrecida.

Isaías VII

16 de diciembre
Jueves III de adviento
Is 54, 1-10 Ensancha el espacio de tu tienda

Eso me dices, señor, por boca del profeta, enancha el espacio de tu tienda, para que pueda habitarte, llenarte, darte plenitud, colmar todo el vacío que hayas preparado para mí. Tú Ensancha, ensancha hasta que parezca que vas a reventar, despliega sin miedo tus potencialidades, alarga tus cuerdas, hinca bien tus estacas, pues entro en ti, para hacerte mío y salvarte.

Isaías VI

15 de diciembre
Miércoles III

Is 45, 6-8b Yo soy el Señor y no hay otro

¿Para qué seguir buscando una frase cuando, de entrada, me pones ante la realidad suprema de tu ser, creador, Señor y dador de vida? Yo soy el Señor, y no hay otro; artífice de la luz, creador de las tinieblas, autor de la paz. El Señor de mi vida y de mi muerte. Un Dios justo y salvador. A ti, Señor mi Dios, deseo amarte con todo mi corazón, contadas mis fuerzas, con toda mi alma.

Salmo I

14 de diciembre
San Juan de la Cruz

Salmo 13 Contempladlo y quedaréis radiantes

Contemplarte, Señor, toda ciencia trascendiendo. Contemplarte mientras tus ojos en mí tu gracia imprimen; contemplarte mientras hieres de mi alma el más profundo centro; contemplarte y decirte que adolezco, peno y muero; comteplarte mientras te pido que tomes el robo que robaste; contemplarte y pedirte véante mis ojos, pues eres lumbre de ellos, y solo para ti queiro tenellos. Contemplarte y quedar radiante.

(Foto Maribel Balius)

Adviento IX

13 de  diciembre
Lunes III de adviento
Números 24, 2-7.15-17ª  Con los ojos abiertos

Abrir los ojos, Señor, contemplar la luz de tu misterio, la hermosura de tu Palabra, el silencio de tu hacer, el insondable abismo de tu misterio, la dulzura de tu presencia manifiesta. Abrir los ojos para ver lo que está delante de los ojos, invisible. Tener los ojos de un niño para simplemente, ver en la claridad de tu presencia. Lo veo pero no es ahora, lo contemplo pero no será pronto.

Adviento VIII

12 de diciembre
III Domingo de Adviento

Santiago 5, 7-10 Tened paciencia, hermanos

Tened paciencia, una paciencia activa, una paciencia que se asienta en Ti, Señor, en la inminencia de tu llegada. Dame la paciencia del labrador, que aguarda paciente el fruto de la tierra.
Nada te turbe, nada te espante, la paciencia todo lo alcanza, solo Dios basta.
Tened paciencia, hermanos, hasta la venida del señor. Tened paciencia. Manteneos firmes, porque el Señor está cerca.