22 de julio
Santa María Magdalena
II Cor 5,14-17 Nos apremia el amor de Cristo
Tu amor Señor, me apremia, me mueve, me conmueve. Tu amor vivido desde el corazón de Magdalena, la primera en saberte vivo y resucitado, la portadora de la Buena Noticia, he visto al Señor y me ha dicho esto. Señor mío y Dios mío, hazme vivir solo de tu amor y para tu amor, especialmente en el sacramento de los pobres.

Atrévete con el dragón vivo
busqué al amor de mi alma, lo busqué y no lo encontré. Me encontraron los guardias que hacen ronda en la ciudad: «¿habéis visto al amor de mi alma?» Apenas los había pasado, cuando encontré al amor de mi alma.
Ct 3, 1-4ª
Muchas veces pretendemos que los demás nos expliquen al amado cuando solo el amado puede saciarnos. Muchas veces nos conformamos con lo que nos dicen, nos cuentan y nos repiten por miedo a que algo tan grande desmonte nuestra vida.
El dragón simboliza en el zen la fuerza de lo desconocido, la verdadera realidad